Aunque ya en 1881 D'Arsonval pensó en recuperar la energía existente entre dos focos con una pequeña diferencia de temperaturas, sólo fué en 1926 cuando se sugirió utilizar el agua del mar como fluído de trabajo. En 1930 Claude construyó la primera central maremotérmica en Cuba, que operó durante 11 días en ciclo abierto, hasta que fué destruída por una tempestad. En base a estas ideas, la empresa francesa Societé Energie des Mers completó un proyecto de central maremotérmica de 7 MW netos, a instalar en Costa de Marfil. El estudio económico realizado en 1954 demostró la viabilidad del proyecto, pero éste fué abandonado por razones políticas.
A finales de los años 60 aparecieron proyectos totalmente nuevos, todos ellos de ciclo cerrado, que prefiguraron las futuras centrales maremotérmicas que dentro de un plazo de 10 a 30 años podrían funcionar en los océanos tropicales. Si bien los problemas técnicos que hay que resolver son numerosos, los especialistas afirman que no son insuperables.
Como consecuencia de estos trabajos, en 1979 se montó una pequeña planta, que produce 15 kW eléctricos, llamada Mini-OTEC, en la costa de Hawai. Con esta experiencia se construyó la central OTEC-1, también de ciclo cerrado, que proporciona 1 MW de potencia, y está en proyecto la OTEC-2, de 40 MW, todas ellas en EE.UU.
Los programas de desarrollo de las centrales maremotérmicas se llevan a cabo en todo el mundo. En Japón funciona ya una central de 1 MW y se proyecta otra de 100 MW para principios de los años 90. Tanto Francia como Italia y Alemania están inmersos en este tipo de investigaciones, esperando conseguir resultados positivos en los próximos años.
Así, actualmente la conversión maremotérmica en ciclo cerrado es técnicamente factible por debajo de los 25 MW, mientras que el ciclo abierto es posible comercialmente en el rango de los 10 MW, con lo cual existe un amplio campo de posibilidades entre las distintas técnicas.
Sin embargo, se hace necesaria una cuidadosa planificación del programa de desarrollo para conseguir aplicaciones comerciales a media y gran escala, habiéndose concluído que los desarrollos futuros han de ser de ámbito internacional, fomentando la transferencia mutua de tecnología entre los países implicados.