Los residuos agrícolas son aquellas partes de una planta cultivada que es preciso separar para obtener el fruto o para facilitar el cultivo posterior. Todos ellos son biológicos, poseen un alto contenido en celulosa y un bajo contenido en humedad.
Su recogida forma parte de las labores agrícolas y su transporte hacia el lugar de tratamiento se realiza por métodos convencionales, como camiones o ferrocarril.
Tradicionalmente su tratamiento ha consistido en la eliminación por incineración, si bien en la actualidad se prefiere su aprovechamiento para la obtención de energía.
Los residuos ganaderos son, en su mayor parte, los estiércoles producidos por el ganado. Son biológicos, poseen un alto contenido en humedad y desprenden olores desagradables. Su recogida y transporte ha de hacerse en recipientes cerrados y su tratamiento puede hacerse en la misma explotación ganadera o en lugares centralizados, lo que obligaría a su traslado.
Debido a sus características, estos residuos suelen tratarse por aprovechamiento para la obtención de energía o bien por aprovechamiento para la producción de compost.
Los residuos forestales son los restos del árbol que no se aprovechan directamente y el matorral que se obtiene en las tareas de clareo y otras labores forestales. Son biológicos, tienen un alto contenido en celulosa y un bajo contenido en humedad.
Su recogida, transporte y tratamiento es imprescindible, ya que su acumulación puede producir una agresión al medio muy importante (incendios forestales).
Tradicionalmente su tratamiento ha sido también la eliminación por incineración, si bien actualmente se lleva a cabo un aprovechamiento para la obtención de energía.