La energía solar en España

España es un país privilegiado para el desarrollo de las tecnologías y aplicaciones de la energía solar, tanto por sus condiciones geográficas y climatológicas (con una media anual de insolación superior a las 2.500 horas y una radiación media de 688 kcal/h.m2), como por contar ya con un nivel industrial adecuado para el desarrollo de estas tecnologías.

Han pasado muchos años desde que el ingeniero agrónomo Félix Sancho patentara en 1921 un aparato destinado a calentar por captación solar agua para baños y usos industriales, adelantándose casi 60 años a su tiempo. El primer aparato construido según su proyecto se instaló en su casa familiar del Puerto de Santa María, y a esta instalación siguieron otras muchas que, desgraciadamente, más tarde fueron olvidadas.

La energía solar fue resucitada en España a raíz de la crisis energética mundial, cuando a finales de 1974 se creó el Centro de Estudios de la Energía con el fin de actuar ordenadamente en el campo de las energías alternativas. Para familiarizar al gran público con el aprovechamiento de la energía solar y demostrar su conveniencia y rentabilidad, así como para promocionar la fabricación de estos sistemas, dicho organismo puso en marcha un programa de demostración del aprovechamiento de la energía solar a baja temperatura (orientado a la producción de agua caliente sanitaria) que permitiera, además, adquirir una experiencia en cuanto a su funcionamiento operativo.

En una primera fase, este programa se aplicó a cuatro centros asistenciales u hospitalarios situados en las provincias de Málaga, Murcia, Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife, provincias éstas que se encuentran entre las que reciben una mayor cantidad de radiación solar. En una segunda fase, se aplicó también a la industria, instalándose diversas plantas de colectores cilindro-parabólicos con objeto de producir vapor de proceso, entre ellas la planta piloto de desalinización de agua de mar en Arinaga (Las Palmas), que fue abandonada al poco tiempo de su puesta en funcionamiento.

Pero este programa no sólo ha promovido en España la utilización de esta fuente de energía, sino que también ha posibilitado la creación de una industria nacional en este sector. Con ello se han ampliado las posibilidades económicas de una actividad que, con un elevado grado de tecnología nacional, ha ido creando y manteniendo un cierto número de puestos de trabajo, si bien la evolución histórica del sector ha demostrado que su desarrollo es complejo, ya que el mercado de la energía solar es especialmente sensible a numerosos factores, tanto técnicos como económicos.

La energía solar térmica se comenzó a desarrollar de forma significativa en España a finales de los años setenta. A partir de esos años se produjeron crecimientos relativos muy elevados, hasta el año 1982, en que el mercado se estabilizó en torno a la instalación de los 30.000 m2/año. En 1985 había instalada una superficie total de cerca de 200.000 m2. En este año desaparecieron las subvenciones fijas a particulares, que fueron sustituidas por subvenciones a empresas o entidades diversas para el fomento de inversiones en conservación de energía o fuentes alternativas de energía, acción encaminada a conseguir los objetivos del PEN de 1983, correspondiendo su instrumentación al IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía), en colaboración con las Comunidades Autónomas. Estas subvenciones no podrán ser superiores al 40% de la inversión del proyecto, pero son compatibles con cualquier otra concedida por las Comunidades Autónomas en ejercicio de sus competencias y con cargo a sus propios medios.

En 1986 los precios energéticos sufrieron un fuerte descenso y la demanda solar térmica se estabilizó en un nivel aproximado de 10.000 m2/año, habiéndose contabilizado en 1997 una superficie total instalada de alrededor de 350.000 m2.

En lo concerniente a la generación de electricidad a partir de sistemas solares de altas temperaturas, España se encuentra entre el grupo de países que figuran a la cabeza en esta materia, ya que desde principios de los años ochenta funcionan en la Plataforma Solar de Almería:

Plataforma solar de Almería

Finalmente, respecto a la energía solar fotovoltaica, hay que mencionar que en España existe una experiencia razonable en el sector, ya que es uno de los países donde el mercado de instalaciones fotovoltaicas se ha desarrollado de un modo sólido, a impulsos de las iniciativas pública y privada. La composición actual del mercado fotovoltaico se divide casi en la misma proporción entre las aplicaciones conectadas a la red y las aplicaciones aisladas. La potencia instalada anualmente ha ido creciendo paulatinamente. De los 170 kWp que había instalados en 1986 se ha pasado a más de 7.000 kWp totales en 1997. Las instalaciones existentes en España han demostrado contar con suficiente fiabilidad y, en general, se mantienen en excelente estado de funcionamiento, lo que ha dado lugar a un alto nivel de satisfacción de los usuarios de la energía fotovoltaica. Además, el nivel de preparación de los profesionales del sector es muy alto, proporcionándole al usuario final diseños muy adecuados en cuanto a dimensionado, características de los equipos y adaptación a las aplicaciones.

Enlace telefónico de Montaña Rajada (Tenerife)

De todo lo anterior puede deducirse que en España ha prendido con fuerza en la sociedad la actividad en energía solar y que la lógica respuesta del mercado puede ayudar a una instalación efectiva de esta energía en nuestro país, adquiriendo una tecnología lo suficientemente sólida como para contemplar con optimismo una implantación internacional importante.