La energía: base de la civilización actual

La historia del hombre se ha visto determinada por el descubrimiento y la utilización de la energía. El primer escalón lo constituyó el uso y dominio del fuego; siguieron los avances en el aprovechamiento agrícola y ganadero como fuente de energía en forma de alimentos y la aparición de los transportes con la invención de la rueda.

Energía

Hacia el año 2000 a.C. se utilizaron ya las velas para captar la energía del viento y unos miles de años después aparece la rueda hidráulica y los molinos de viento, que constituyeron posteriormente en Europa la principal fuente de energía durante la Edad Media. Es en esta época cuando comienzan a utilizarse tanto el carbón como otros tipos de energía como la magnética (brújula) y la química (pólvora).

A finales del siglo XVIII se llevan a cabo los primeros intentos de utilizar el vapor como fuente de energía, pero tienen que pasar casi cien años hasta que Watt construye la primera "máquina de vapor", que constituiría la base de la civilización mecanizada. Este invento hizo que en gran parte del mundo se adoptase el vapor para mover las máquinas, lo que produjo un abandono de los campos y de las industrias domésticas, iniciándose la llamada "Revolución Industrial".

La máquina de vapor revolucionó también el transporte, tanto marítimo (barcos a vapor) como terrestre (ferrocarril). Sin embargo, a mitad del siglo XIX, el desarrollo tecnológico no había alcanzado el punto en que se requiriesen fuentes de energía especiales. De hecho, la principal y casi única fuente energética de la época era la madera.

Ahora bien, desde que en 1859 se perfora el primer pozo de petróleo en EE.UU., comienza a producirse una gran cantidad de inventos que utilizan esta fuente de energía: el generador eléctrico, el motor de combustión interna, la luz eléctrica y el automóvil. La puesta en marcha de la primera central eléctrica significó además el comienzo de un sistema de distribución de energía de uso cotidiano: la electricidad.

Desde comienzos del siglo XX empieza a aumentar fuertemente el uso de energía. Aunque la producción de carbón comenzó a descender después de la Primera Guerra Mundial, aumentó la de petróleo, que superó a aquélla justo después de la Segunda Guerra Mundial y siguió creciendo posteriormente.

Finalmente, el hombre descubrió la energía nuclear, construyéndose el primer reactor nuclear en EE.UU. en 1942. A pesar de las esperanzas puestas en esta fuente de energía, a mitad de los años 70 ésta sólo ocupaba una pequeña parte de la producción mundial. Así, en 1973, la estructura energética era aproximadamente la que se muestra en la Figura 1.1, consumiéndose en el mundo más de 6.000 toneladas equivalentes de petróleo (tep). En ese momento comenzó la llamada "crisis energética".

Se vió claramente entonces el agotamiento en un futuro no muy lejano del petróleo, por lo que los países de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), que en 1973 controlaban las dos terceras partes del mercado de crudos, decretaron un embargo petrolífero, con el consiguiente aumento de los precios de los crudos. Posteriormente, y como consecuencia de un círculo vicioso, estos precios siguieron subiendo, produciéndose otro aumento brusco en 1979, la llamada "segunda crisis del petróleo".

Diversos factores sociales y económicos, fundamentalmente el fuerte ahorro de energía llevado a cabo en los países más industrializados, produjeron un hundimiento del mercado de crudos a principios de 1986, situándose los precios del petróleo de nuevo al mismo nivel de 1973. Todo ello ha provocado una enorme incertidumbre, por lo que es imposible predecir la evolución de los precios de petróleo en un futuro, incluso próximo. Lo que es evidente es que el consumo del petróleo ha disminuído, aunque no se ha encontrado una fuente de energía que lo sustituya. De cualquier manera, la Historia ha enseñado al hombre que cualquier sustitución de una fuente energética por otra es muy lenta.

Por otra parte, el crecimiento de la población y sus necesidades energéticas hacen imprescindible una política de ahorro de energía y la búsqueda de nuevas fuentes. Es necesario, pues, diversificar las fuentes de energía según las condiciones y posibilidades de cada país, para que cada comunidad procure encontrar su propia alternativa energética en función de sus recursos naturales. Es por ello por lo que se analizará posteriormente de forma especial el caso de España en los diversos ámbitos energéticos.

Asimismo, el despertar de la responsabilidad en el campo energético de todos los países del mundo debe ir acompañado de una labor de clarificación de conceptos a sus habitantes. Aunque ya se ha producido una mayor sensibilización de la opinión pública frente a la necesidad de emprender labores de conservación y ahorro energético, todavía es necesario proceder a una amplia información relativa a la imprescindible adopción de tecnologías, basadas en soluciones energéticas alternativas, principalmente de aquéllas procedentes de fuentes renovables.