Con el término genérico "virus" se designa un programa de ordenador, generalmente anónimo, que se ejecuta sin el deseo explícito del usuario y que lleva a cabo acciones que resultan nocivas para el soporte lógico [software] del sistema informático. No obstante, no afectan al soporte físico [hardware] del ordenador, ya que para dañar la máquina habría que utilizar alguna herramienta física. Dentro del fenómeno "virus" se pueden englobar cuatro familias de programas, atendiendo a su funcionamiento:
En la práctica, un virus concreto suele pertenecer simultáneamente a varias de las familias citadas: posee características de virus para extender sus efectos por reproducción programada, suele ser un caballo de Troya para que el usuario lo active sin notarlo y, por último, tiene alguna acción nociva que se manifiesta como bomba lógica, gusano o ambos.
El efecto que produce un virus puede comprender acciones tales como un simple mensaje en la pantalla, la disminución de la velocidad de proceso del ordenador o el formateo de una unidad de disco. Pero, en cualquier caso, es imprescindible destacar que para que un virus ejerza sus acciones nocivas es necesario que se active, es decir, que el código que lo conforma se ejecute. Por otro lado, debe permanecer en la memoria interna del ordenador para poder así obtener permanentemente el control de la unidad central de proceso (CPU).
En líneas generales, el funcionamiento de un virus comprende dos fases bien diferenciadas. Durante una primera fase, el programa permanece oculto al usuario, en espera de una condición que lo active; mientras tanto, el programa lleva a cabo su reproducción, con el objetivo de realizar el mayor número de copias de sí mismo en otros soportes distintos o en el mismo que él ocupa. En una segunda fase, el virus se manifiesta al usuario al realizar la acción nociva para la que fue programado.