El reciclado es la recuperación selectiva de productos contenidos en los residuos, para su reutilización. Este proceso tiende a lograr el ahorro de energía y recursos naturales, la disminución del volumen de residuos y la protección del medio ambiente. Las operaciones de reciclado intentan la obtención directa de ciertos componentes que, una vez separados, pueden ser reutilizados con operaciones de preparación simples. Los componentes que cumplen con estas características son: celulósicos (papel y cartón), plásticos, vidrios y metales.
Las operaciones de reciclado se efectúan en dos etapas diferentes:
Los componentes celulósicos o "papelote" son tratados en medio acuoso para formar una pulpa, que se destina a producir nuevo papel o cartón.
Los plásticos sufren una segunda separación según la familia a la que pertenezcan; tras un lavado, se trituran para formar un granulado o "granza", que se utiliza en la fabricación de nuevos artículos de plástico.
Los vidrios se separan por colores y se muelen para formar un granulado llamado "calcín"; éste se incorpora directamente al proceso de fabricación de vidrio nuevo junto con las materias primas, proporcionando un considerable ahorro energético junto al ahorro de materias primas.
Los metales también han de separarse por tipos; el hierro pasa a formar parte
de la "chatarra", que se utiliza como materia prima para la fabricación de acero; el
aluminio se incorpora a su metalurgia, donde permite ahorrar grandes cantidades de
energía.