Consiste en utilizar dispositivos formados por una carcasa metálica cerrada, por la circulan los gases cargados de partículas. En su interior se disponen dos electrodos: los emisores (cátodos), formados por hilos, y los receptores (ánodos), formados por placas. Entre ambos electrodos se aplica una diferencia de potencial de hasta 60 kV.
Los emisores provocan la electrización del polvo; éste es atraído por los receptores, sobre los que se deposita y descarga. El polvo captado se va acumulando sobre el electrodo colector y se separa posteriormente del mismo por vibración, cayendo en unas tolvas de recogida.