CULTIVO DE PLANTAS PRODUCTORAS DE COMBUSTIBLES LÍQUIDOS

La mayor parte de los vegetales almacena su energía básicamente en forma de hidratos de carbono (azúcares, almidón, celulosa). Existen otros, en cambio, que, presentando una gran fracción de residuo leñoso, producen sustancias que, con un tratamiento sencillo, pueden ser usadas como combustibles, por sus propiedades parecidas a los derivados del petróleo, en los motores de combustión interna o diesel. Son las plantas productoras de combustibles líquidos.

La palma africana (Elaeis guineensis) presenta una gran posibilidad potencial si se consideran las enormes áreas lluviosas de Africa y Sudamérica, cuyas condiciones son idóneas para su producción. La planta tiene pocas enfermedades y resiste suelos muy ácidos; se inicia la producción a los cuatro años y tiene una vida productiva de treinta años, dando unas 5 Tm de aceite por hectárea y año.

La palma babasu (Orbignya martiana) crece sólo en Brasil. Desde hace tiempo se extrae el aceite de las nueces, pero mediante destilación seca (pirólisis) de los residuos de este proceso, se podría obtener también gas de síntesis, metanol y coque. Se han registrado rendimientos de hasta 30 Tm/ha.año de nueces, lo que representa 4,5 Tm de coque, 6,5 Tm de gas de síntesis y 4,5 Tm de metanol. Ello equivale, en valor energético a unas 9 tep.

La palma de coco (Cocos nucifera) produce los cocos, que podrían ser una importante fuente energética en muchos países tropicales, dado su alto rendimiento de materia seca, del orden de 20 Tm/ha/año. El aprovechamiento integral de esta especie lleva, por un lado, a la obtención de aceite de coco, copra y fibras, y por otro, a la conversión de los residuos en gas de síntesis, por medio de la tecnología de la gasificación.

La tabaiba o planta de la tusa (Euphorbia lathyris) es una planta de más de un metro de altura, que se encuentra dispersa en muy diversas partes del mundo, siendo propia de los climas mediterráneos templados. La planta contiene cerca de un 6% de su peso seco de hidrocarburos (con un poder energético de 42 MJ/kg), que se pueden separar por molienda de la materia vegetal y posterior extracción con disolventes orgánicos, y más de un 10% de azúcares fermentables a alcohol. El contenido en aceite de sus semillas oscila alrededor del 50%, y al no ser aprovechable para uso alimentario por su toxicidad, puede ser muy indicado para la obtención de energía o productos químicos.

La jojoba o azufaifo (Simmondsia chinensis) es un arbusto silvestre de tamaño medio que crece en zonas desérticas de los EE.UU. y México. En pleno período productivo se han obtenido en California hasta 200 kg de aceite por hectárea y año, pero como la jojoba puede crecer en tierras donde no crece otra cosa, con sólo una productividad del 10% de la indicada ya sería considerable su rentabilidad.

El alga elástica (Botrycoccus braurii) es una alga unicelular que tiene un período verde de desarrollo y una fase roja de inactividad, en la cual, el 75% de la planta seca puede estar constituido por un aceite hidrocarbonado utilizable para producir combustible líquido. Crece en agua dulce y se multiplica a una velocidad cinco veces superior a cualquier otra planta.

El membrillo negro (Croton sonderianus) crece extensamente en el norte del Brasil y por su poder invasor se considera como mala hierba, ya que incluso se adapta bien a las estaciones frías. Una extracción total de la planta mediante destilación con vapor proporciona un 1% de aceite esencial, semejante al gas-oil. De hecho, los motores diesel funcionan bien con este aceite sin ninguna modificación. La resina restante de la destilación tiene valor potencial como combustible después de su pirólisis.

El tártago o ricino (Ricinus communis) es particularmente importante en las zonas meridionales de nuestra Península y en Canarias, donde crece espontáneamente en cualquier sitio, alcanzando una altura media de hasta 2 m, aunque existen ejemplares que sobrepasan los 4 m de altura. Admite aguas salobres y no requiere ningún cuidado especial. El fruto globuloso posee tres semillas, a partir de las que se extrae un aceite por prensado mecánico y posterior extracción de este jugo con disolventes. Se obtiene alrededor del 5% de aceite respecto al peso seco de las semillas.

La copaiba es el nombre para un grupo de especies de la Copaífera. En Brasil, la C. langsdorfii ha proporcionado un aceite, usado como combustible para lámparas. La C. multijuga es un árbol ampliamente difundido en las zonas tropicales de Sudamérica y Africa, que se ha estimado que rinde una 7 Tm/ha.año de aceite.

El árbol del caucho (Hevea brasiliensis) ha sido muy estudiado y sometido a mejoras genéticas para aumentar su rendimiento en caucho, siendo muy elevada la cantidad de datos disponibles a este respecto. El caucho es el resultado de la coagulación al aire del látex de esta planta, que se extrae del árbol por simple sangrado, practicando un orificio en el tronco, y su contenido en hidrocarburos es de un 10%.

El guayule (Parthenium argentatum) es un arbusto que alcanza de 60 a 70 cm de altura que crece de forma natural en las zonas desérticas norteamericanas. El rendimiento en caucho de esta especie es, después de las últimas mejoras genéticas conseguidas, superior al 20% del peso seco de la planta, con lo que su cultivo intensivo puede proporcionar hasta 800 kg/ha.año de caucho.

El toruyo o calabacilla amarga (Cucurbita foetidissima) es una planta perenne que se reproduce asexualmente, creciendo como una mala hierba en regiones de baja pluviometría. Es una especie silvestre que no ha sufrido ningún tratamiento agronómico ni ha sido sometida a un proceso de mejora genética, lo que podría elevar notablemente los rendimientos obtenidos hasta ahora (unas 3 Tm/ha.año de semillas). Una tonelada de semillas produciría aproximadamente 1 barril de crudo, 300 kg de aceite vegetal y 150 kg de proteína.

Finalmente, es importante tener en cuenta, que las plantas de las que actualmente se extraen estos combustibles líquidos, son muchas de ellas especies espontáneas, que no han sido cultivadas y, por lo tanto, no han sido sometidas a ningún tipo de selección. Cabe pensar, pues, en un incremento notable de rendimiento si se someten las especies a mejoras genéticas y se estudian las necesidades nutritivas y de cultivo. En el futuro, un adecuado programa de mejora indudablemente podrá elevar de forma sustancial los valores actuales de producción de combustibles líquidos.