CULTIVOS ACUÁTICOS
Los océanos cubren aproximadamente el 70% de la superficie de la Tierra; desde el punto de vista de la captación de la energía solar poseen entre 5 y 10 veces más superficie potencialmente productiva que la tierra. Hasta el momento no se ha abordado con suficiente extensión y profundidad la creación de cultivos en explotaciones marinas, sin embargo, el incremento de la población y la demanda creciente de alimentos y productos energéticos, han vuelto en gran medida la atención científica hacia esta posible forma de producción de biomasa.
El cultivo de plantas marinas por excelencia, es el de las algas. Macrocystis pyrifera es especialmente interesante por su gran productividad ligada a una alta eficacia fotosintética. Puede alcanzar esta alga marina hasta 46 m de longitud, pudiéndose obtener en una explotación en granjas marinas un rendimiento aproximado de 76 Tm/ha.año de materia seca, que posee un potencial energético de unos 10,8 MJ/kg.
También entre las algas hay que destacar el cultivo de las algas unicelulares, principalmente de los géneros Chlorella, Scenedesmus y Spirulina. La productividad de estos vegetales oscila alrededor de las 100 Tm/ha.año de materia seca, pudiendo alcanzar el género Chlorella valores de hasta 125 Tm.
La planta acuática que quizás haya recibido más atención en los últimos tiempos es el jacinto de agua (Eichornia crassipes), especie de agua dulce de origen tropical, cuyo crecimiento es óptimo entre 26 y 28 ºC y nulo si la temperatura del agua baja de 10 ºC. En condiciones térmicas y nutritivas adecuadas, su crecimiento y consiguiente reproducción vegetativa son extraordinariamente rápidos: una mata aumenta diariamente su peso fresco en un 10%, duplicándose el número de individuos cada 12 ó 15 días. Su productividad media se estima superior a las 30 Tm/ha.año en peso seco (del 6 al 8% del peso fresco), habiéndose obtenido en algunos casos rendimientos de hasta 150 Tm/ha.año de materia seca.
Además de las especies citadas, existen otras muchas plantas acuáticas, tanto de agua salada como de agua dulce, que podrían ser utilizadas, bien para la obtención de energía o, de forma alternativa, para la alimentación (producción de proteínas). El estudio de cada especie en su hábitat natural puede ofrecer grandes posibilidades en un futuro de cara al aprovechamiento de muchas plantas acuáticas para la obtención de biomasa.